domingo, 8 de abril de 2012

Ser o no ser emprendedor.

Y esa es la cuestión. A estas alturas de la película...¿quién no se plantea emprender para poder encontrar una salida a su situación laboral? Mi impresión es que todos los elementos del bucle económico, nos arrastran al lado emprendedor.

En este post no me he andado por las ramas. Ni introducción, ni datos. Ni tan siquiera una anécdota personal que nos ayude a entrar en materia. Son tantas las conversaciones que se escuchan a nuestro alrededor sobre la necesidad de montar "algo propio", que no lo he creído necesario. En estos últimos años, se respira en el ambiente cierta cultura emprendedora, impulsada por algunas corrientes políticas.

Indudablemente es una buena forma de avanzar en la difícil situación económica en la que nos encontramos. Estados Unidos, el país de las oportunidades, también abandera esta causa del emprendimiento y el pasado 22 de marzo aprobó un nuevo marco normativo, allanando el camino para el crowdfunding (financiación en masa ) y facilitando la creación de start-ups o compañías en fase inicial, en lo que a aspectos administrativos se refiere.

Mientras en España, a la espera de la anunciada Ley de Emprendedores que prometió Rajoy en los primeros 100 días de gobierno, muchos quieren escuchar novedosas medidas que les ayuden a dar el paso definitivo, hacia un nuevo horizonte profesional. Los entendidos en la materia auguran un marco empresarial con menos burocracia, incentivos fiscales, facilidades para obtener crédito y apoyo a la internacionalización. Aquellos a los que les gusta arriesgar aun más,  apostarían por una legislación todavía más progresista, que permita crear una empresa a partir de" una tarjeta de crédito y una línea de Internet". De momento solo tenemos las palabras del Presidente del Gobierno, que en periodo electoral se comprometió al apoyo fiscal de 3.000 euros por contratar al primer trabajador (que no sea socio) en empresas de nueva creación, y la modificación del régimen del IVA para que autónomos y pymes, no tengan que pagar el impuesto, hasta que efectúen el cobro de las facturas correspondientes.

Y mientras tanto:     
  
   "Yo quiero emprender"
      "Tu quieres emprender"
         "El quiere emprender..."  



¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta los nuevos emprendedores que se lanzan al ruedo de la creación de una nueva empresa? Innumerables, pero en este post pretendo una única reflexión: ser conscientes si esta emprendeduría se inicia por necesidad o por vocación. ¿Cuántos artículos encontramos navegando en las redes con mil y un consejos para montar tu propia empresa? ¿Cuantas biografías de éxito conocemos sobre grandes empresarios que empezaron de la nada?¿Tienes un business ángel que guarda las cuatro esquinitas de tu cama?

La cultura emprendedora está estrechamente ligada a la iniciativa y a la acción. Las personas dotadas de espíritu emprendedor poseen la capacidad de innovar; tienen voluntad de probar cosas nuevas o hacerlas de manera diferente. La cultura emprendedora presenta una doble faceta. Por un lado, la cultura emprendedora supone saber lanzar nuevos proyectos con autonomía, actitud para asumir riesgo, responsabilidad, intuición,  miras de proyección al exterior, capacidad de reaccionar y resolver problemas. También supone saber llevar a cabo proyectos de otros, con el mismo espíritu de innovación, responsabilidad y autonomía.

Entonces ¿por qué cuesta tanto emprender en nuestro país? Dejando a un lado los problemas de financiación, que indudablemente son el gran condicionante en los tiempos que corren, reconozcamos que los españoles carecemos de espíritu emprendedor, porque arrastramos el gran lastre que es el miedo al fracaso. Estamos acostumbrados a la cultura de la seguridad laboral, del funcionariado, de no poner en riesgo el patrimonio familiar. Mientras en nuestro país trabajar por cuenta ajena es la máxima aspiración, al otro lado del charco, los americanos piensan totalmente lo contrario: hay muy poca seguridad laboral cuando se trabaja para otros y por eso, la gente no ve riesgos al montar una empresa.

España poseía hasta ahora una seguridad laboral muy alta,  y montar una empresa era cosa de "locos soñadores". La nueva reforma laboral nos ha quitado de un plumazo, esa dulce red  que nos permitía vivir sin sobresaltos. Llegan pues tiempos de acción: si eres de los que no saben ver el vaso siempre lleno, es mejor dejar el mundo empresarial a otros, porque la tranquilidad también es un bien preciado. Si por el contrario, tienes ese gen emprendedor que te permite ver más allá de las simples ideas, no hay lugar a dudas: lo volverás a intentar aunque tu primera experiencia no sea satisfactoria. Y desde mi modo de entender la situación: no hay que establecer barreras entre ser empresario o trabajador sino ser capaces de crear una buena sinergia entre un emprendedor y un buen equipo de trabajo, donde sus miembros se complemente entre si. Es la única vía para conseguir las metas trazadas e idear nuevas iniciativas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario