¡Chicas al salón! Se acerca el verano. Sol, playa y muchas ganas de disfrutar al aire libre. El buen tiempo anima a cuidarnos, para lucir radiantes, nuestras mejores galas. ¿Estoy más presumida?... puede ser. Quizás más receptiva a los mensajes publicitarios y a las tiendas virtuales de ropa, que florecen por doquier en la red. La moda ha tardado en hacerse un hueco en Internet, pero una vez dado el paso, lo ha hecho de forma contundente y sin titubeos. Zara puede ser la mejor expresión de este fenómeno. Pero dejemos los trapitos para "los cazadores de tendencias". Yo sigo buceando por los mares de Internet y ¡voila! me encuentro con un segmento relacionado en cierta medida con la moda, quizás menos conocido, no menos interesante y definitivamente más glamuroso, que también está sufriendo llamativas transformaciones: la joyería.Investigo en Wikipedia y me encuentro que ya en tiempos del Paleolítico el hombre usaba objetos naturales minerales y animales como ornamento personal, para reforzar su imagen o su personalidad. Técnicas de orfebrería, metales y piedras preciosas representan momentos concretos de la historia como la antigua Mesopotamia, la antigua Grecia o la grandiosidad de Roma. Si nos trasladamos a tiempo más actuales, podemos interpretar de la misma manera a través de las joyas, periodos muy concretos; desde los famosos 60 y 70 donde el movimiento hippie marcó todos los campos, hasta los diseños fríos, geométricos y post industriales, herederos de la orfebrería de los 80 y 90.
Nos situamos ahora en la realidad actual, es decir, en los primeros compases del siglo XXI. La incertidumbre y los negros nubarrones que amenazan recesión en la antigua Europa, dan paso a una nueva forma de interpretar el arte y la cultura, donde se aceptan y valoran la aplicación de nuevos materiales que la tecnología ofrece, en los procesos creativos. El oro y metales preciosos dejan de estar presentes en el arte de creación de joyas, y se convierten en valores refugio para inversores ávidos de proteger sus inversiones, ante el futuro incierto del euro.
Collar "de la crisis" y colgante de David Bizer
El jóven diseñador David Bizer, ha sabido interpretar el devenir de los cambios que plantea este nuevo siglo y ofrece una joyería inspirada en la crisis y en la tecnología, con productos fabricados a base de cortes láser e impresión 3D. Durante su época estudiantil, tuvo presente los cambios que comportaría implicar Internet en el progreso en la cadena de producción, fabricación digital y en manera de manufacturar las cosas. Bizer está apostando por una producción más personalizada que cree no requiera grandes inversiones de capital o limitaciones en comercializaciones geográficas más globales.
Otro proyecto que me ha llamado mucho la atención, y contrapuesto al anterior, es el que explora el mundo de las joyas basadas en la idea de procomún. El eje fundamental de este proyecto, todavía en construcción, plantea la posibilidad de un modelo de empresa basado en las licencias libres, el código abierto y el procomún, de forma que genere no solo beneficio económico, sino también un retorno a la comunidad. La propuesta se construye, con la creación de una plataforma donde co-diseñar joyería, reciclando el stock ya existente. En esta plataforma, las personas usuarias pueden reactivar piezas que tienen en casa guardadas en un cajón. El espacio ofrecerá dos opciones: vender o cambiar la joya, por otra dentro de la comunidad de usuarios, o modificarla. Para ello, la intención es desarrollar un software sencillo donde acceder a posibles diseños para la joya, y su propietario podrá modificarla por sí mismo, o contactar con artesanos para que realicen el trabajo. La intención del proyecto es "hacer entrar en circulación el stock existente", bajo la idea que siempre es más sostenible reutilizar un objeto, que crear algo nuevo.
Y una vez asimiladas las propuestas planteadas....¿seguirá siendo el diamante el mejor amigo de una mujer?.
Anillo con diamante de plástico de David Bizer, donde se aplica la técnica de la estereolitografía.
