En contextos de crísis económica, es habitual que fórmulas comerciales como el trueque, vuelvan a cobrar importancia. El ser humano utiliza el mecanismo de cambio de valores y creencias, para adaptarse al estrés o para aprender a vivir situaciones nuevas e incluso difíciles. La salud, la familia o la amistad se consolidan en los primeros puestos de referentes morales, para vencer la escasez de recursos y mitigar además, el consumismo imperante que se vive, nada más pisar la calle. Y no solo España sino en el resto de Europa, abocadas a la práctica abolición de las políticas de subvenciones, el arte del canje o trueque se afianza, adaptado a los nuevos tiempos, bajo el marco de las nuevas tecnologías.
Imagen vía: josemiruiz.com
Actualmente encontramos en la red, dos tipos de trueque 2.0: una estrategia de cliente a cliente (C2C) con un intercambio de mercancías entre dos personas (aquí entraría el modelo de negocio tipo eBay) y la estrategia B2C, o lo que es lo mismo, desde el negocio al consumidor, con una venta bonificada a cambio de la aportación de una mercancía antigua.
Existe un crecimiento exponencial en la redes, en lo que a tiendas de segunda mano se refiere. En el mundo del comercio electrónico, eBay representa el modelo más consolidado en cuanto a subastas, pero el porcentaje que representa el intercambio o canje de productos antiguos, para adquirir los de nueva generación, crece a un ritmo vertiginoso. Aquí es donde comenzaría a "navegar" el término de obsolescencia programada, el cual hace referencia al progresivo acortamiento de la vida de un producto, con el fin de convertirlo en un objeto de casi “usar y tirar”. Pero será el irrefrenable consumo humano, el fácil recurso al que recurrir, para justificar y facilitar la renovación de nuestros dispositivos electrónicos.
Grandes empresas como Apple, a través de su tienda online, ya ofrecen la moderna interpretación del trueque. Durante la presentación de la última y ansiada tableta de Cupertino (el iPad3), se produjo un sorprendente aumento de las ventas de la segunda generación del tablet de Apple en tiendas online. Tanta fue la expectación de poder conseguir este nuevo dispositivo, que las ventas en el comercio electrónico, respecto al iPad 2, aumentaron hasta un 50% en sólo un mes. Pero lo más sorprendente es que, en EEUU, este aumento de compras online, no solo se produjo con los dispositivos de Apple , sino también con las tabletas Android. Este nuevo nicho de negocio, basado en "bonificar tu dispositivo antiguo, para que no dejes de comprar el nuevo" es la moderna representación del antiguo trueque, al que nadie, ni siquiera los mismos fabricantes, parecen dispuestos a renunciar.
En otros sectores como los operadores multinacionales de telefonía móvil, piensan que el modelo de subvención (ej. adquisición de smartphones por puntos), no es sostenible y están firmemente decididos a potenciar la estrategia de compra libre según precio que marque el fabricante, acompañado por un modelo de financiación como solución, para los que necesiten facilitar su adquisición, en el que quizás se pueda incluir el canje de antiguos terminales.
También el el ámbito cultural la presencia del trueque empieza a cobrar importancia. Existen colectivos que se reúnen para compartir contenidos digitales bajo licencias abiertas y de dominio público. Para ello, cada persona lleva su dispositivo de almacenamiento para compartir información, depositándola en la red de equipos de descarga de archivos. Así, mientras compartes información (videos, música, libros...), escucharás o participarás de conferencias y charlas, que de manera espontánea, se vayan realizando respecto a temáticas asociadas con el mundo tecno cultural: modelos de intercambio abiertos, redes p2p, neutralidad en la red, cultura libre, hacktivismo, etc.
El ser humano siempre ha tenido la necesidad de cambiar, aquellos objetos que poseía pero no necesitaba, por aquellos que realmente deseaba. Los nuevos tiempos marcan otros modelos de negocio que no dejan de ser nuevos modelos de consumo. Cuando aprendamos a calibrar estrictamente nuestras necesidades, solo entonces, volveremos a practicar el verdadero arte del trueque o canje.
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