Hoy he leído un interesante artículo sobre Responsabilidad Social Corporativa (RSC) en el blog 3.500 millones de elpais.es. Este blog trata sobre relatos de la contra-crisis y sus protagonistas. Se pretende demostrar, que lo correcto es también lo más inteligente, a través del análisis de vivencias e iniciativas.
Cualquier día de la semana. Cualquier canal de TV en horario Prime Time: los informativos bombardean nuestros tímpanos con palabras que han entrado a formar parte de nuestro vocabulario, aunque en realidad, no dominemos su correcto significado: prima de riesgo, burbuja inmobiliaria, Ibex 35, créditos... Los casos de corrupción y estafa son noticias que conviven con las de economía, sociedad o política, sin orden preestablecido.
Pero ¿A que nos referimos con el termino RSC? Según Wikipedia, la Responsabilidad Social Corporativa, también llamada Responsabilidad Social Empresarial (RSE), puede definirse como la contribución activa y voluntaria al mejoramiento social, económico y ambiental por parte de las empresas, generalmente con el objetivo de mejorar su situación competitiva, valorativa y su valor añadido. El sistema de evaluación de desempeño conjunto de la organización en estas áreas, es conocido como el triple resultado.
En España comenzamos a oír el término de RSC a principios de los 90. La superpoblación, la internacionalización de las empresas y la imparable degradación del planeta, hicieron saltar las alarmas. Organizaciones no gubernamentales comenzaron a ser visibles a través de las denuncias a empresas que incumplían los principios básicos de respeto, compromiso o responsabilidad en sus actuaciones empresariales. Veinte años después, todavía algunos piensan que es preciso incorporar la RSC por asuntos de imagen, exigencias de los mercados externos, por motivaciones éticas o porque mejora la gestión y la rentabilidad.
La Unión Europea, consciente de la importancia de una correcta aplicación de esta contribución por parte de las empresas, publicó el pasado 25 de octubre, su revisión de la estrategia para la RSC. Poco a poco, Gobiernos, Instituciones, ONGs, empresas y diferentes colectivos están impulsando el respaldo definitivo para que esta práctica no se limite a un simple decálogo de buenas actuaciones, por parte de un número limitado de multinacionales.
Y como no estamos hablando de utopías, a nivel individual, cada uno de nosotros también debemos unirnos a esa responsabilidad, apoyando y difundiendo (y con las redes sociales lo tenemos bien fácil), aquellas iniciativas que nazcan en el seno de estos departamentos para que, en un futuro no muy lejano, podamos oír, en los mismos informativos en los que ahora priman las noticias sobre corrupción, titulares donde la transparencia empresarial y un serio compromiso con la sociedad, nos anime a seguir apostando por un mundo mejor.