lunes, 9 de enero de 2012

¿Fomentamos, restringimos o conciliamos?

La integración de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) en nuestro entorno de trabajo, es un hecho fuera de discusión. El concepto de TIC surge como convergencia tecnológica de la electrónica, el software y las infraestructuras de telecomunicaciones. La asociación de estas tres tecnologías, dan lugar a una concepción del proceso de la información, en el que las comunicaciones abren nuevas oportunidades y retos diarios dentro y fuera del trabajo.

Las tabletas y los smartphones son los últimos dispositivos electrónicos que han tendido un robusto puente entre nuestra vida laboral y personal. El acceso de gran parte de la población a Internet, ha facilitado la consolidación de nuevas fórmulas de trabajo, donde la ubicación física se establece en cualquier lugar, donde se disponga de conexión y dispositivos de última generación. No hay horarios ni espacios, que limiten la ejecución del trabajo.


La flexibilidad es un concepto de moda en el argot empresarial. Se buscan trabajadores que desarrollen sus tareas con total disponibilidad. En muchos casos ya casi ni se valora la movilidad, pues muchas de estas tareas se pueden realizar desde cualquier parte de mundo, controladas a través de la geolocalización. Lo que sí se valora es la disponibilidad horaria. La permanente conexión, a través de los dispositivos electrónicos, es lo que nos hace preguntar: ¿fomentamos, restringimos o conciliamos el uso de dispositivos electrónicos en nuestra vida personal?.

Algunos trabajos pueden prescindir de la convivencia con un teléfono móvil o tableta, pero creo que todos estamos de acuerdo, en que el rápido avance de las TIC en un amplio abanico de profesiones, hace que muchos de nosotros nos veamos abocados a un continuo reciclaje y a investigar, cómo adaptar todos estos avances, a la ejecución y mejora de nuestro trabajo.

¿Quién es el responsable de este reciclaje? Creo que no hay lugar a dudas. Tiene que haber cierta inquietud e interés a nivel individual. El mundo digital va tan sumamente rápido que no hay paradas. Esto no es un tren de cercanías que tras uno, viene el siguiente. Este es de alta velocidad, una sola dirección y directo. Pero hay veces que esta predisposición choca de frente con ciertas actitudes empresariales, que ven en las redes sociales (por poner un ejemplo), un tema más relacionado con el juego y la promoción personal, que como unidad de negocio. Lo más reacios incluso restringen la conexión a internet, o establecen un férreo control de pasos intermedios, como puede ser una cuenta de correo electrónico. Entonces, ¿nos formamos dentro o fuera del trabajo?.

Como siempre con estos planteamientos tan dispares, la mesura debe ser la actitud a adoptar por ambas partes. Ni el empresario debe restringir el uso de las TIC, ni fomentar el uso de las mismas a cambio de no respetar una horquilla horaria personal e impenetrable. Así mismo, los trabajadores no deben hacer un uso personal y desmedido en horas laborales. Existen empresas que  han comenzado a redactar sus manuales, con las políticas de uso de las nuevas tecnologías, es decir, poner por escrito normas básicas, o las que pueden ser claramente sancionables. Hay casos que han dejado de ser anecdóticos, como la demanda de una compañía americana contra un ex-empleado, que acusa de haberle robado 17.000 followers, con su perfil personal de twitter.

Por último nos quedaría hablar de la conciliación. Este término, que habitualmente lo asociamos a la formación de una unidad familiar, ocupa un significado más amplio. Según la RAE, el verbo conciliar nos puede llevar a componer y ajustar los ánimos de quienes estaban opuestos entre sí, o conformar dos o más proposiciones o doctrinas al parecer contrarias. Estamos de acuerdo que la vida laboral y personal son totalmente opuestas. Hay algunos que viven para trabajar y otros que trabajan para vivir, pero filosofías aparte, las TIC establecen un estrecho vínculo entre ambos apartados, y es complicado delimitar terrenos.


Estas tres visiones que encontramos a día de hoy, generan controversia por falta de acuerdo entre las partes a la hora de establecer límites, pero son de suma importancia para el desarrollo personal y profesional de cualquier trabajador, y también para la competitividad de cualquier empresa.